Fecha: 20/06/10
Recorrido: Tupiza – Santiago de Cotagaita
Salida: 11:30 horas
Llegada: 18:30 horas
Km/Hs: 88 km en 7 horas
Evento del día: ¡FELIZ DIA DEL PADRE! A nuestros viejos con cariño.
Percances:
¡No nos venden nafta!: En la primera estación de servicio, nos negaron la carga, diciendo que no tenían nafta. Fuimos a la próxima que estaba a unos metros nomás, y nos querían cobrar el doble. Cuando volvimos a la primera, vimos que a una camioneta le estaban vendiendo y el conductor nos dijo que si había. Entonces exigimos una explicación. Un señor nos hizo a un lado y nos dijo que si les vendían a extranjeros les clausuraban la estación (directiva de los superiores), porque generalmente los camioneros o trabajadores compraban nafta más barata en Bolivia y después cruzaban a Argentina. ¡Pero nosotros, somos turistas! No nos vendieron. Nos dijeron que la única forma era comprar con un bidón nafta particular y después cargar los vehículos con patente extranjera. Agradecemos a Mario Pereira por ser sincero con su explicación y a los muchachos del puesto por prestarnos un bidón. Nos demoró como una hora la salida.
Armando un puente: El camino era nuevamente de ripio, con algunas partes de asfalto. Estábamos en medio del desierto, cuando nos cruzamos con una laguna de media rueda de camión de profundidad. No teníamos forma de pasar, y era la única vía. Buscamos un lugar más apropiado para las motos y armamos un puente bien a lo argento para poder cruzar. Nos demoramos un buen rato, ¡pero cómo nos divertimos!
La larga espera: Como con el batán costaba tomar velocidad, cuando arrancábamos, no parábamos. En un momento miramos para atrás y no vimos a los chicos. Paramos a esperarlos en medio del desierto bajo una casa de adobe. La larga espera nos llevó como una hora. Cuando llegaron, almorzamos unos sándwiches de queso tomate y mayonesa: lo que había. El retardo se debió a que Seba tuvo que limpiar el filtro de aire de la moto de Lu, porque se le apagaba. Y además, Seba volvió a cortar la planchuela de soporte del tapa cadena de su moto, que resolvió atando con alambre. El ripio nos mató a todos.
Batán Lleno está herido: Por la vibración y los saltos que generó el camino de ripio, la traba de hierro se limó y perdió su función. Por suerte no nos pegamos ningún palo, ya que nos dimos cuenta de que se había soltado estando a baja velocidad. El tema es que no sabíamos cómo solucionarlo. Intentamos atarlo con un trapo (el calzón multiuso de Sebas), pero al rato se salía. Luego con alambre y finalmente con una soga. Pero ante un pozo profundo, se salía. Paramos a un camionero para preguntarle si tenía un pedazo de metal para agregarle a la traba, y no hubo caso. Luego paramos a una camioneta, y se bajó un señor muy copado que había trabajado toda su vida con tráiler (que suerte la nuestra), y nos ató el batán con la soga y unos super nudos, asegurándonos que llegaríamos a destino sin problema. ¡Gracias!
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